Tu espalda, esa mezcla cautivadora de perfume y aroma de mujer. Con los años, el sabor a sol y sal esculpido en ella.
El tatuaje de las noches salvajes, la bajada insinuosa que me hace perder la razón. La suavidad aterciopelada que le regalas a mi caricia.
El refugio de las noches sin sueño y el abrazo al despertar.